
Más allá de las fake news: los indetectables vídeos deep fakes
By Redacción, Post
Los deep fakes se han convertido en la última amenaza de seguridad para las empresas, creando vídeos falsos prácticamente indetectables.
Aunque era una noticia que afectaba, al final, a un mercado concreto y local, los vídeos que protagonizó Nancy Pelosi a principios del año pasado se convirtieron en un evento global y en tema noticioso para los medios de todas partes. Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, era la protagonista de unas imágenes manipuladas en las que se hacía creer al espectador que estaba borracha. No lo estaba, pero los vídeos fueron usados de forma masiva para dañar su imagen pública. Los vídeos fueron compartidos de forma masiva y llegaron, como una realidad, a una parte importante de la población.
Los vídeos de Pelosi no eran –todavía– deep fakes, sino más bien una manipulación low cost de la imagen. Sin embargo, y como alertaban ya entonces medios y analistas, apuntaban en una dirección clara.
En el universo de las fake news, la próxima víctima iban a ser los vídeos y los contenidos audiovisuales. Los deep fakes ya existían entonces, aunque su popularidad era todavía algo teórico. El éxito de la campaña de difamación contra Pelosi demostraba su potencial receptividad y éxito.
Deep fakes: qué son
¿Qué son exactamente los deep fakes? Se trata de vídeos que crean la ilusión de estar protagonizados por personas reales que los receptores conocen y en los que esas personas hacen o dicen lo que el creador del vídeo ha decidido que haga. No son imágenes reales y la *persona protagonista nunca ha hecho o dicho nada parecido *(para crearlos, de hecho, solo se necesitan unas cuantas imágenes que protagonicen), pero resulta casi indetectables para el espectador no preparado.
Para crearlos, se usa el poder del deep learning y, con el poder de la inteligencia artificial detrás, se puede hacer un trabajo prácticamente perfecto. Tan perfecto puede resultar que los grandes medios de referencia están ya preparándose para ser más exhaustivos a la hora de comprobar fuentes y que no ‘les cuelen’ ninguna de estas imágenes como reales.
Riesgo para las empresas
Todo ello hace que sean una amenaza muy peligrosa. Hasta ahora, se ha identificado cómo podría dañar la carrera política de los diferentes candidatos a elecciones o cómo podría manipular la opinión pública sobre temas sensibles.
Sin embargo, las empresas no son ajenas al riesgo. Para ellas, también pueden suponer un problema, una amenaza que puede dañar su reputación y su identidad corporativa y que los puede exponer a situaciones delicadas. Incluso, y ya ha ocurrido, los deep fakes pueden ser empleados como apoyo en una campaña para defraudar dinero a las compañías.
Su potencial riesgo es tan elevado que Forrester ya ha estimado que, en 2020, las empresas perderán unos 250 millones de dólares por culpa de timos que usen los deep fakes para resultar más realistas. La firma de análisis recomienda formar ya al personal de TI de las compañías en seguridad y darles las herramientas para identificar y neutralizar estos contenidos.
No es la única que ha lanzado una alerta sobre la cuestión. En un estudio sobre tendencias corporativas para 2020 también se señalaba que los deep fakes eran ya un riesgo creciente, que ponía en peligro a las empresas. Los cibercriminales van a comenzar a emplearlos para manipular no solo las decisiones que toman las compañías, sino también sus cuentas.
Un deep fake puede hacer que la dirección se decante en una dirección o que asuma como legítimos ciertos cargos y costes, cuando en realidad nada de ello lo es. Las compañías necesitaban empezar a concienciar a sus empleados sobre el potencial de este problema y a aplicar soluciones de seguridad mucho más orientadas a responder a este reto.
A todo ello, se suma que separar la realidad de la mentira se vuelve cada vez más difícil, lo que expone a las compañías a nuevos riesgos en reputación. Cualquiera se puede creer uno de esos vídeos, aunque no sean ciertos.